He tenido una vida llena de sorpresas, unas que traen gozo y alegría, otras que traen aprendizajes, incluso dolor y tristeza, pero gracias a todas ellas voy entendiendo que la vida es eso, instantes, rituales de sorpresas que transforman vidas. 

Transforman vidas dependiendo de cada ser, de su manera de recibir, de asumir, de entender lo que ocurre, he pasado por pérdidas grandes, por dolores del alma, por dolores físicos, por miedos paralizantes, por euforia, por regocijo, por altos y bajos, que hoy me tienen en este camino de descubrir cada día la mujer que soy, la que se equivoca, la que se transforma, la que avanza, la que se devuelve, la que ríe a carcajadas y también la que llora.

Todas esas sorpresas de vida me hacen hoy: acompañar, escuchar, abrazar, acoger y servir a la humanidad, estos son mis pilares, y gracias a ellos logro brindar a los demás lo que soy desde mis aciertos y mis desaciertos, lo que tengo y lo que voy aprendiendo en este recorrer de la vida.